jueves, 1 de octubre de 2009

Desde el púlpito castrense

En el día de la Armada, el Almirante E. E. Massera pronunció un discurso. En esa oportunidad, entre otros conceptos expresó: "...la Armada, persuadida de su exacta ubicación dentro del contexto del Estado, reafirma aquí su vocación democrática y su decisión de trabajo, contribuyentes al logro de los objetivos nacionales que, el Preámbulo de nuestra Constitución define con claridad meridiana"(...)"cree en los derechos y garantías que asegura nuestra Carta Magna y está convencida que el sistema republicano, representativo y federal de gobierno es el que protege en mejor medida esa libertad, esos derechos y esas garantías"(...)"se sabe objetiva, prudente y directa, jamás ingenua o inocente. Puede reconocer a quienes, tal como hoy ocurre con la subversión, creen poder maniobrar impunemente o imponer su voluntad a otros hombres y, se siente segura en fuerza y en derechos para enfrentarlos y destruirlos. Es por esta razón que ante el extremismo de cualquier signo y credo que compromete la seguridad interior con su secuela de crímenes, atentando contra la esencia misma del ser argentino, la Armada vive en guerra y participa en esta lucha con la energía y decisión clásicas de su patrimonio histórico"(...)"Respeta el orden como elemento básico para las grandes realizaciones nacionales, pero orden en su concepto integral, amplio y profundo"(...)"puede y debe esperarse de la Armada el apoyo consciente al proceso institucional y su respeto y subordinación a las autoridades legítimamente elegidas por su pueblo"(...)-En su discurso, el Almirante destacó que la Armada modelaba a sus hombres, a esos hombres, "imbuidos del amor a Dios y a la patria y respetuosos del concepto cristiano de familia"...-El Almirante expresó que "...de estos hombres la Nación puede esperar el mayor de los sacrificios y desprendimientos y la máxima dedicación puesta al servicio de los intereses nacionales". Massera aseguraba entonces que: "...puede y debe esperarse de la Armada lealtad y sinceridad absolutas".

En el día del Ejército, el Comandante General Numa Laplane habló de "...aventar falsas apreciaciones motivadas por apresurados pronósticos sobre la realidad futura de la fuerza, realizados en los últimos días. El Ejército continuará en el cumplimiento de su misión de velar por la soberanía nacional y afianzar la consolidación de las instituciones, acompañando el proceso en desarrollo en la búsqueda y consecución de los grandes objetivos nacionales. Lo hará, brindando una imagen de profesionalismo, cohesión y eficiencia y sin incurrir en sectarismos de ninguna naturaleza"(...)"Es por lo menos ociosa la aflicción de algunos al pensar que la institución, saliéndose de madre, pueda atentar contra aquello por lo que debe velar. Es por lo menos capcioso el intento de otros, por lograr que la institución lejos de acompañar el proceso nacional lo interrumpa dando una muestra de inmadurez, o cometiendo pecado de inadvertencia e inexperiencia"."A todos los que dudan, a todos los que especulan, les anunciamos que será vano todo intento".-El Teniente General Numa Laplane también expresó que el Ejército "hace caso omiso de los que en una función didáctica digna de mejor destino, pretenden demostrarle que la eventual interrupción del proceso sería legítima, moral y justa. No cree en los modelos con que se lo pretende tentar pues los ensayó a todos".-Numa Laplane dijo también: "Repito, todo esto podrá parecer reiterativo pero todavía hay argentinos a los que ni nuestros muertos han convencido de la firme determinación de no prestarnos más al juego de salir de los carriles constitucionales, esto sólo serviría para sumir al país en un caos que lo entregaría inerme en manos de sus enemigos".-Aquel Comandante General afirmó que: "La eficiencia es la que nos ha permitido, en cumplimiento de directivas del Poder Ejecutivo Nacional, entrar en operaciones en Tucumán, con absoluta fe en el triunfo final. Todos deben ser conscientes que lo que allí se realiza no es espectacular, no es fácil, ni será rápido; pero todos los argentinos genuinos deben confiar en que el éxito ha de coronar la tarea".-Por último, el Comandante destacaba la tradición católica del Ejército y relacionaba la celebración de su día, que coincidía con el de la Sagrada Eucaristía.
Promediando mayo del ´75 fue relevado el Teniente General Leandro Anaya, después de haber advertido éste a Isabel Perón, sobre la necesidad de acompañar la actividad del Ejecutivo en Tucumán con medidas económicas y sociales. Anaya sostenía que la represión, por sí sola, no tenía mayor sentido al no estar acompañada de una política integral en la provincia.
Anaya fue entonces reemplazado por Numa Laplane, pero el malestar que generó meses después la designación del coronel Vicente Damasco como Ministro del Interior, derivó en una nueva sustitución.
El general Jorge Rafael Videla pasa así a ocupar el cargo que deja Laplane. Esto precipita la definición de una interna en el Ejército.
Es así que se produce un cambio en las Fuerzas Armadas, desplazándose a los sectores convencidos de mantenerse firmes del lado de la democracia; ubicando en su lugar a los golpistas.

En el día de la Fuerza Aérea, su Comandante General, Brigadier General Héctor Luis Fautario, pronunció el discurso de estilo, y entonces dijo: "Estamos atravesando una crisis. ¡Pero que no nos atemoricen las palabras! Crisis no significa otra cosa que una encrucijada con desembocadura; una instancia dramática, y a la vez esperanzada, que debe estimular el protagonismo de todos y cada uno de los compatriotas, y no sumirnos en el temor ni en el desaliento. Pareciera como si una misteriosa enfermedad nos aquejara, paralizando la tradicional capacidad de los argentinos para acometer las más difíciles empresas. Lo cierto es que vivimos inmersos en una atmósfera cargada de teorizaciones, de dialécticas y de retóricas que han terminado por agobiarnos, confundirnos y anularnos"(...)"Vivimos acumulando planes sobre planes, sin alcanzar nunca a materializarlos completamente. Nos hemos acostumbrado a vivir en la anarquía que produce el cambio permanente de las reglas de juego"..."Reclamamos constantemente moral y conducta, pero nos movemos, sin escandalizar de ello, en un clima donde se escucha hablar de corrupción y mentira, y donde la honradez y la probidad no cuentan cuando se trata de alcanzar o mantener posiciones de privilegio. Los argentinos somos conscientes de estos y otros muchos males. Todos tenemos algo de culpa en ellos"(...)"La crisis se origina siempre en el ánimo, y desarrollada, vuelve sobre él, cerrando un círculo. La crisis nacional se supera con un criterio nacional; con fe en el país y confianza en nosotros mismos, restableciendo el orden mental de cada uno y sobre todo el orden de los valores esenciales".-El Brigadier General se refería a las "creencias básicas como factores aglutinantes y orientadores del ser nacional". En aquella oportunidad, el Brigadier proponía que: "Hagamos los argentinos de hoy un gran acto de sinceramiento sobre nuestros males y sobre nuestras culpas. Y luego, con perseverancia, encaremos los problemas y acometamos las grandes tareas del despegue nacional, hasta que cada problema esté resuelto y cada tarea definitivamente cumplida".-Fautario destacaba la capacidad del argentino, su inteligencia, su imaginación, su nivel cultural y habilidad técnica para el trabajo; y agregaba: "Pero son sobre todo sus virtudes morales las que hacen vislumbrar la grandeza que le aguarda: su amor a la patria y su innato culto a la libertad; su comprensión del sentido del derecho natural de la propiedad y de la solidaridad social, su apego a la familia y al espíritu cristiano que informa toda su vida; su generosa entrega a las nobles causas; su afán de paz, y su coraje en la defensa de todo eso".-El Brigadier sostenía que: "...para llegar a destino los argentinos debemos tener claro hacia dónde queremos ir". Destacaba la importancia de enfrentar –racional e integralmente- la delincuencia subversiva con todos los medios que, legítimamente, la nación tiene a su alcance. "Tengan los compatriotas la seguridad de que su Fuerza Aérea no se presta a egoístas especulaciones sectoriales o personales, encuadrando su acción en el marco de su competencia, sin incursionar en áreas ajenas a su ámbito y sin responder a otros intereses que no sean los de la Nación misma".-Por último, el Brigadier Fautario decía: "Invoquemos con recogimiento a Dios. Pidámosle con cristiana convicción que nos guíe y nos proteja. Que inspire, ilumine y ayude a nuestros gobernantes en su difícil cometido de promotores del bien común. Que otorgue fortaleza y templanza a los argentinos para sobrellevar nuestras dificultades presentes. Y que bendiga a la patria toda, porque en su bendición, que imploramos, estará la gracia que precisamos".
En diciembre del ´75, este comandante general de la Fuerza Aérea, debió soportar una rebelión en la base de Morón –en la séptima brigada aérea- en el mismo lugar en que aterrizó el 20 de junio del ´73 el avión que trajo al país a Juan Domingo Perón. Ahí empezó y terminó un pasaje de nuestra historia.
La sublevación fue encabezada por el brigadier Jesús Capellini.
Esta crisis obligó a pasar a retiro a Héctor Faustario y a poner en ese cargo a Orlando Ramón Agosti.
Las piezas se iban acomodando una tras otra. El 19 de diciembre Isabel ya no gobernaba, pero los militares necesitaban unos tres meses para organizarse, para repartirse cuotas de poder y para cubrir los principales cargos públicos.
Los últimos decretos de Isabel Martínez se enmarcarían en el escenario del cambio de un estado a otro; sería una fase intermedia, un período de transición.
Ya no habría nada bueno que esperar.

El 20 de agosto de 1975, la Cámara de Diputados había votado afirmativamente un proyecto de declaración que decía: "Expresar su más enérgico repudio ante los atentados terroristas perpetrados de los que resultaron víctimas el Capitán del Ejército Mario Alberto Keller, el Cabo primero Miguel D. Juárez y la familia Pujadas" firman el proyecto de declaración Sánchez Toranzo, Pedrini, Tróccoli, Portero y otros. En aquella reunión se pidió agregar al texto en cuestión a los servidores del orden público caídos ese mismo día, en cumplimiento del deber, en la Capital Federal y en la ciudad de Córdoba.También se solicitó mencionar a los servidores del orden público caídos en la ciudad de Córdoba poco tiempo antes, al intentar desactivar bombas colocadas por terroristas. Se aclaraba entonces, en este último pedido, que no interesaba el signo del terrorismo, se lo condenaba sin importar cuál fuera su divisa o escarapela.La Cámara una vez más repudiaba un atentado terrorista; en esa oportunidad el “hecho criminal” había sido perpetrado en la provincia de Tucumán contra un avión de la Fuerza Aérea. Las víctimas, soldados argentinos, conscriptos y militares de carrera.En los fundamentos del proyecto de resolución presentado por el diputado Lencina, mediante el cual se manifestaba el repudio; entre otros conceptos se expresaba en relación a las víctimas: "Ellos son como los obreros del surco, como los bancarios, como los ferroviarios, como los médicos. Viven de un sueldo y con ese sueldo hacen frente a la vida para proyectar a sus familias en una sociedad a la que todos aspiramos hacerla mejor. Muy por el contrario, los asesinos de la emboscada no viven de profesiones conocidas. No tienen fondos lícitos para su supervivencia, ni la de ellos ni la de sus familias. Estos son los hijos del privilegio. Viven del pecoreo, de los asaltos, de los secuestros. No intentan corregir una sociedad que puede ser justa o injusta. Buscan la destrucción por la destrucción misma. Quieren quebrar al país. Por eso Tucumán es su teatro. Los hijos del privilegio afrentan a los hijos del trabajo”. Otro proyecto de resolución se presentó en la Reunión 28ª de la H.C.D. con la firma de Osvaldo Benedetti, quien expresó un enérgico repudio por las nuevas acciones terroristas del 27 de agosto del '75, ejecutadas en la ciudad de Buenos Aires y que ponían de manifiesto el desprecio por las vidas puestas en peligro y "por los más elementales valores humanos".El artículo 2º del proyecto textualmente decía: "Señalar su preocupación por la reiteración de estos episodios, y reclamar del Poder Ejecutivo la adopción de las medidas necesarias y eficaces para asegurar la paz y el orden frente a la acción de estos grupos disolventes".En los fundamentos se destacaba la "honda preocupación y angustia por los hechos terroristas que ponen en peligro vidas y bienes de sus habitantes".En aquella reunión se condenaba una vez los reiterados hechos de barbarie.
Los tres proyectos fueron presentados en repudio ante las acciones terroristas consumadas en la ciudad de Córdoba, en la Capital Federal y en San Miguel de Tucumán.
El Teniente Coronel Julio Argentino del Valle Larrabure había sido secuestrado el 12 de agosto del año anterior por el E.R.P., durante el asalto a la fábrica militar de Pólvora y Explosivos de Villa María, Córdoba.
En abril de 1975 su hermano, Narciso Aurelio Larrabure, mediante una publicación, pide al E.R.P. entrevistar al teniente coronel “para certificar fehacientemente si se le da el trato de prisionero de guerra y, más aún el estado de su salud”.
El 23 de agosto del ´75 el Comando General del Ejército dio a conocer un comunicado informando que, ese día, había sido encontrado el cadaver de Larrabure en un baldío cercano a la ciudad de Rosario.

En la misa oficiada en memoria del Coronel Larrabure, el provicario castrense se habría expresado de manera agraviante contra las instituciones, incitando a las Fuerzas Armadas para que éstas actuasen directamente en ámbitos que irían más allá del marco de su misión y funciones establecidas conforme al ordenamiento constitucional. Las expresiones, que merecieron el calificativo de "insólitas", fueron interpretadas por diputados nacionales, como un auspicio al quiebre del orden institucional. Esto dio lugar a la presentación de un proyecto de declaración, contra los conceptos vertidos por Monseñor Victorio Bonamin, difundidos el 24 de septiembre del '75. El 25 de septiembre, se rendía homenaje a José Ignacio Rucci; y más allá de todas las palabras de reconocimiento hacia su persona, se escuchó en el recinto manifestaciones tales como: "No nos extraña, por ejemplo, que los voceros de delirantes propósitos golpistas sean los mismos que horas antes de cometerse el cobarde asesinato de Rucci suscribieran notas periodísticas que no eran más que un justificativo previo al alevoso crimen que habría de cometerse momentos después. Esos mismos que alentaban y promocionaban a la guerrilla sangrienta son los que hoy pretenden culpar al gobierno de la subversión terrorista. Porque entonces no hacían un balance de las muertes, como lo hacen hoy, sino que las justificaban, aún antes que éstas ocurrieran"(...)"Pero lo que sí nos acongoja, lo que sí nos duele, es que haya quienes, por vocación espiritual y por su propio ministerio, debieran ser portadores de mensajes de paz y no incitar al enfrentamiento fratricida. Porque nos duele como argentinos, como trabajadores, como cristianos, que se utilice el púlpito de la casa de Dios para crear diferencias entre compatriotas, para demostrar que hay réprobos y elegidos" –expresó Ángel Citati-.
Massera, navegando a dos aguas, hablaba de “guerra”; Numa Laplane y Fautario optaban por mantener la democracia, aunqueen terapia intensiva. La Iglesia temeraria, desde el púlpito castrense, auspiciaba el golpe.

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